Perfiles

Alberto Gamboa: La historia del gato que siempre cae de pie

Famoso por sus crónicas policiales y columnas sentimentales, incendiaba el ambiente político con las irreverentes portadas del diario El Clarín. Tras sobrevivir la prisión política durante la dictadura, volvería a la trinchera periodística y tras el plebiscito de 1988 escribiría la que fue su portada más memorable: “Corrió solo y llegó segundo”.

Candentes eran los ejemplares que cada mañana se repartían en los quioscos de todo Chile a comienzos la década de los 70’. El Clarín, bajo la dirección de Alberto “Gato” Gamboa, era el responsable de grandes disgustos de la oposición en el período de la Unidad Popular.

Según el mismo Gamboa, la irreverencia y él van de la mano. El miedo, en cambio, no es parte de su vida: yaa sea estando preso o siendo blanco constante de sospecha, aprendió a caer de pie. Como testimonio de sus 1.115 días de prisión política y víctima de tortura, escribió “Un viaje al Infierno”, donde recopiló testimonios de sus compañeros de encierro e intentó reflejar la humanidad que existió entre los presos durante la dictadura de Pinochet, el período de mayores violaciones a los derechos humanos vivido en Chile.

Tras el golpe de Estado de 1973 se terminó la libertad de expresión y varios medios sucumbieron al poder de la Junta Militar. El Clarín fue uno de los que desapareció. Sin embargo, la astucia del periodista de trincheras fue puesta al servicio del retorno de la democracia. Alberto Gamboa, fue uno de los periodistas que dejó huella.

Gamboa nació el 16 de febrero de 1921. Se tituló como profesor del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, pero jamás ejerció su profesión. El periodismo fue lo que se transformó en su pasión, dedicándose a este oficio por más de seis décadas.

Gato, su apodo, también lleva largo tiempo haciéndole compañía, pues nació del ingenio de su compañero de la primaria, en el José Victorino Lastarria.

Triunfo de Allende y el ascenso de El Clarín

En un principio, el interés periodístico de Gamboa se dirigió al ámbito del deporte. Ahí se desempeñó como reportero del diario La Opinión a la edad de 17 años. Su esposa, María Estela Urzúa, sostiene que lo que lo potenció fue su formación en la calle bajo un gran tutor, Raúl Morales Álvarez.

Una vez que Allende llega al poder en 1970, el diario El Clarín ya contaba con una gran circulación nacional y el periodismo popular vivía su auge. El dueño, Darío Saint-Marie, vio en Gamboa la audacia en la escritura y el reporteo, por esto le pide que sea él quien se encargue de los temas policiales, amorosos y sociales que presentará Clarín en cada edición.

Firme junto al pueblo’ era el eslogan del diario, qué décadas después sería adoptado por The Clinic. Gamboa se esforzó por obedecer ese eslogan al pie de la letra, participando de cada actividad social que se realizara en poblaciones; reuniones sindicales, centros de madres o cumpleaños de personajes populares, donde pudiera conseguir una buena historia. Para él, cualquier hecho noticioso por insignificante que fuese tenía aristas interesantes. Esto se reflejaba en su narrativa, simple y cercana pero abundante en detalles expresados en un lenguaje coloquial que cualquier chileno pudiese comprender.

La insistente preocupación de El Clarín por la clase popular tenía además una motivación política.  El diario era muy cercano al gobierno de Salvador Allende y también lo eran en lo personal Saint-Marie y Gamboa. “Allende siempre fue amigo nuestro. Naturalmente había que marcar distancia públicamente. Casi todos los días, Salvador iba en la noche a revisar qué material íbamos a publicar en la mañana, tipo siete de la tarde. Tengo que decir que él jamás pidió censurar ni editar nada”, recuerda Gamboa.

El talento del ‘Gato’ para titular era una gran herramienta para captar audiencia, en tiempos en que no se esperaba corrección política de los diarios. Algunos de los titulares más recordados de su autoría son La Chabelita es liviana de sangre: tiene buenos choclos”, en alusión a la visita de la Reina Isabel a Chile o “Ramírez habló a poto pelado”, debido a la fotografía de un futbolista sin ropa interior. “La mezcla de espectáculos y política era sagrada para el éxito, podías divertirte, informarte y tener opinión propia, algo que hoy no existe en ningún medio”, enfatiza el periodista Federico Gana, cercano a Gamboa.

Término de El Clarín y de la libertad de Gamboa

La edición de El Clarín del 11 de septiembre del 73’ no alcanzó a llegar a los quioscos. En la madrugada, los militares allanaron las oficinas ubicadas en calle Dieciocho y junto con otro grupo de periodistas, el Gato Gamboa fue llevado al Estadio Nacional en calidad de preso político. “El título que teníamos para ese día era más o menos así: ‘Curas engañan a los feligreses haciendo creer que el Golpe es panacea’, y bueno, no estábamos lejos de la realidad”, señala Gamboa.

La estadía del Gato en el Estadio Nacional duró alrededor de tres meses y luego fue llevado a Chacabuco, el campo más grande de presos políticos en Chile. Estuvo allí tres años y fue liberado en marzo de 1976. Durante su estancia en Chacabuco, su capacidad de reportear, además de sociabilizar, siempre estuvo presente. Esta vez con la creación del diario mural redactado por los presos y editado por Gamboa.

En su libro “Un viaje por el infierno”, Gamboa relata que tras su salida de Chacabuco, logró comprender que “esa pelea de la mente y el espíritu, tan agotadora, la había ganado yo. De nuevo estaba entero”.

De vuelta a la vida, de vuelta al periodismo

La reinserción en la vida periodística que tuvo Gamboa durante la dictadura fue un camino complicado. “El Gato tocó muchas puertas que se le cerraron, pero también hubo otras dondelo  recibieron con los brazos abiertos. Lo que sí, ya no optaba a cargos como director por su asumida y conocida oposición al régimen de Pinochet”, asegura su esposa. Ante las sugerencias de autoexiliarse, él confiesa en su libro que “no quería perder el vínculo con los que peleaban acá adentro, me gustaba el merengue y la lucha, aunque fuera silenciosa y completamente ineficaz”.

El primer cargo importante en el que se desempeñó pasados los años más intensos de persecución política fue como director del diario El Fortín Mapocho, que recogió parte de lo que fue la línea editorial de El Clarín, convirtiéndose en un periódico de oposición. Uno de los titulares más famosos de la autoría de Gamboa en el Fortín recorrió el mundo y decía así: “Corrió solo y llegó segundo”, en referencia a la derrota de Pinochet en el plebiscito de 1988.

Últimas andanzas en el periodismo

Alberto Gamboa se retiró del periodismo en el año 2010 debido a conflictos internos en el diario estatal La Nación, donde se desempeñó como asesor alrededor de cinco años.  Antes habría trabajado en trabajó en los diarios La Época y La Cuarta (siendo Gamboa uno de los fundadores de este último), además de la revista Ercilla, donde acudió a la llamada del periodista, Emilio Filippi. Sin embargo, ninguno de estos diarios los recuerda con tanta pasión y entusiasmo como El Clarín y El Fortín Mapocho. ¿La razón? “Yo ya no veo ningún diario como antes. El diario que nosotros hicimos (El Clarín), era popular porque íbamos a la casa de la gente, cosa que hoy es poco usual. Yo dejé ‘las patas’ en la calle, no como ahora que el ‘hueveo’ es por Internet”, admite el Gato.

A raíz de sus vivencias como periodista antes, durante y después de la dictadura, el escritor y periodista Francisco Mouat, le propone a Gamboa escribir un libro, el cual se publicó en el 2010 con el título ‘Las siete vidas del Gato Gamboa’.

Gamboa ha sido nominado en variadas oportunidades al Premio Nacional de Periodismo, el cual no ha ganado y se rehúsa a seguir siendo postulado (*ver nota final). Sin embargo, ha ganado el Premio a la Trayectoria Periodística otorgado por el Colegio de Periodistas de Chile, Premio a periodistas destacados de Chile por la Intendencia de Valparaíso, el Premio Camilo Henríquez y el Premio Bicentenario de Periodismo de Chile.

Su vasta experiencia en el periodismo dejó un legado de la narrativa dirigida a la clase popular y le dio importancia a quienes eran marginados de la agenda noticiosa. Se permitió ahondar en temas antes no abordados de manera llamativa y que produjo un acercamiento por parte de los sectores populares a la lectura de prensa. En palabras de su amigo Federico Gana, jugó con la psicología y fisionomía de la sociedad chilena, logrando reflejar una realidad social impresionante.

* En 2017, la trayectoria de Alberto “Gato” Gamboa fue reconocida con el Premio Nacional de Periodismo. Falleció en enero de 2019.

Este artículo fue publicado originalmente en octubre de 2015 y re-editado en abril de 2020