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Tito Mundt: Un incansable viajero

Periodista, actor, escritor y todo un trotamundos Tito Mundt se convirtió en el primer reportero internacional en la historia del periodismo chileno.

 

 “No tengo tiempo. No hay tiempo. Hay que escribir rápido. Casi taquigráficamente. La gente no lee los diarios. Lee solamente los títulos”. Así era el estilo de Santiago “Tito” Mundt, un periodista directo, pero con buen sentido del humor. Simple y conciso en su lenguaje, con un estilo vertiginoso y ágil muy cautivante para los lectores.

Tito Mundt nació el 4 de marzo de 1916 en Santiago de Chile, en el seno de una familia de inmigrantes alemanes. Realizó sus estudios en el Colegio Alemán y posteriormente en el Liceo de Aplicación, donde egresó de sexto de humanidades en el año 1931. Ingresó a la carrera de Derecho en la Universidad de Chile, pero sólo se mantuvo tres años y abandonó la carrera.

Motivado por su entusiasmo juvenil y preocupación social decide ingresar al Movimiento Nacional Socialista (MNS) o Partido Nacista, una agrupación política que surgió en Chile en la década del 30 que mezclaba el nacionalismo, el socialismo y el corporativismo. Aquí Mundt hizo sus primeras incursiones en el periodismo al ser colaborador en el diario “Trabajo”, medio de difusión de los nacistas creado en 1933. Por esto fue perseguido y encarcelado durante los últimos años del segundo periodo presidencial de Arturo Alessandri Palma (1932-1938). Algunos de sus amigos intentaron un golpe de estado al gobierno de Alessandri, que resultó fallido y fueron ejecutados en la llamada “Matanza del Seguro Obrero” en 1938. Como homenaje a toda una generación y a los caídos, Tito Mundt escribió años más tarde una breve novela titulada “Las Banderas Olvidadas”.

Con la ya casi extinción del MNS, Mundt comenzó una imparable carrera como periodista, publicando en revistas como Zig-zag, Ecrán, Vea,  Ercilla, Topaze, Pobre Diablo, y en periódicos como La Tercera, Las Últimas Noticias, La Nación y una infinidad de otras revistas y diarios nacionales y extranjeros. Tito Mundt también incursionó en la radio como reportero y años más tarde en televisión, dedicándose además al oficio de la actuación.

Ya en los años cuarenta, un Mundt ubicado políticamente en la izquierda se establece en Argentina, lugar donde había conocido al presidente Juan Domingo Perón, cuando éste aún no pensaba en ser candidato presidencial.

De regreso en Chile es nombrado en 1952 como agregado aultural en París, cargo que desempeñó hasta 1954. En su libro “De Chile a China”, Mundt recuerda su primer viaje al viejo continente: “La primera vez que estuve en Europa fue en 1952. Volé desde Chile en avión, disfrazado de diplomático. Nadie me creyó lo de diplomático porque andaba con una cara de periodista que no me la podía yo mismo. Había volado treinta y dos horas y estaba feliz porque iba a llegar por primera vez a París”. Curiosamente, y debido a una terrible neblina, su avión terminó aterrizando en Bruselas, Bélgica. Sólo sería una anécdota dentro de sus centenares de viajes, ya que posteriormente visitaría París en cerca de veinte ocasiones. En este periodo Mundt conoció gran parte de Europa y del mundo, llegando a estar en 42 países. Se radicó por poco en tiempo en China y en la Cuba de Batista.

De la experiencia que le proporcionó sus numerosos viajes, este periodista publicó los siguientes títulos: “De Gaulle. El gran solitario”; “Papel manchado”, “Vengo de la próxima guerra” y el ya mencionado “De Chile a China”. También publicó libros basados en la sociedad chilena como “Chile una noticia” y su curiosa “Guía humorística de Santiago”. Su radiografía del país incluye frases como “yay un Chile pequeño, menudo, mediocre. Un Chile apenado… un Chile que es y no debiera ser” y “a los chilenos nos gusta buscar el huidizo de la patria a través de los viejos y amarillentos documentos y nos encanta hallar el sendero de la gente que hizo este país en otro tiempo”. Siempre se mostró muy crítico a la realidad del país de mediados del Siglo XX, hablando sin filtros y diciendo lo que de verdad pensaba de la sociedad chilena.

Mundt donde viajaba era bien recibido y su dominio de cuatro idiomas le ayudó bastante para adaptarse a otras culturas. Llegó a conocer y entablar conversaciones con personajes como al presidente de Estados Unidos John F. Kennedy; Walt Disney, quien incluso lo invitó a conocer Disneylandia; y astros del balompié mundial como el brasileño Pelé y el español Alfredo Di Stéfano, pese a que Tito aseguraba que no le gustaba el fútbol. Muchas de estas aventuras las narra en su libro “Yo lo conocí”, donde cuenta cómo conoció y de qué habló con celebridades locales y mundiales.

El escritor chileno Luis Emilio Rojas dedica uno de los capítulos de su libro “Biografía cultural de Chile”, de 1998, a Tito Mundt: “(…) con su pipa y cámara fotográfica tan pronto estaba en Chile como en Japón, Francia, España, Nicaragua, Italia o Vietnam. Ayer con Churchill, Nixon o De Gaulle; hoy día Franco, Perón, Mao Tse Tung; Mañana Edith Piaff, Frank Sinatra, Rooselvelt (…)”.

Rodolfo Garcés Guzmán, escritor y amigo muy cercano de Mundt, en su libro “Personajes fabulosos” también le dedica un capítulo: “Personalmente pensé que estaba dopado por su actividad febril, su intranquilidad cercana a la angustia. No podía quedarse quieto. Un día me propuso: ‘Oye, ¿por qué no preparamos las maletas? Vámonos a cualquier parte’. Cazó mi sonrisa al vuelo e insistió: ‘Déjate de leseras. Hablo en serio. Viajemos por ejemplo a Polonia, las polacas son amantes muy estupendas’”.

A fines de los años sesenta, Mundt se trasladó a España, lugar donde finalmente se estableció. Se casó en con la actriz Kanda Jaque, con quién tuvo una hija. Ese mismo año, debido al aporte de su trabajo al periodismo nacional y a su amplia trayectoria, se le otorgó el Premio Nacional de Periodismo en mención “Crónica”, en 1956. Posteriormente ganaría el Premio Caupolicán, en 1968.

Estando de paso en nuestro país, cuando preparaba un libro sobre el asesinato de Edmundo Pérez Zujovic, Tito Mundt fallece sorpresivamente en un curioso y trágico accidente. Había terminado de almorzar en el restaurante Sportsman, perteneciente a un club de varones aficionados a la hípica del cual el periodista chileno también formaba parte, y pasado un poco de copas comenzó, como muchas veces lo había hecho antes, a hacer ejercicios en los fierros del toldo de la terraza. En un descuido, sus manos resbalaron y cayó del duodécimo piso del edificio de Calle Estado #215, terminando con su vida el jueves 10 de junio de 1971.

El periodista Antonio Freire, de larga trayectoria en medios nacionales, lo recuerda como una persona imaginativa, ágil y concisa. Freire afirma que “Tito fue el primer reportero internacional en Chile en ir a cubrir los sucesos a terreno, sea el lugar que fuese en el mundo. Fue todo un precursor de viajes en el tema de los reporteos. De hecho fue el primero en ocupar el termino de “reporter”, como en su libro que tituló “Memorias de un reporter”, una de sus tantas obras”.