Historia

La decadencia del periodismo cultural en Chile

En los últimos 20 años, el periodismo cultural ha perdido presencia en los medios nacionales. Durante la crisis generalizada de la prensa por la digitalización, ha sido el más golpeado en medios como El Mercurio, La Segunda, La Tercera y Las Últimas Noticias, que han reducido o terminado con sus páginas culturales.

“Lo que a mi me parece lamentable es que las columnas de escritores mantenían una tradición chilena histórica. Y eso se pierde con estos recortes en los medios”, dice Roberto Merino, cronista y periodista chileno. Durante la pandemia, se efectuó la primera reducción de páginas de la sección cultural del medio Las Últimas Noticias (LUN), donde Merino escribía hace 20 años. Tres años después, el 23 de octubre de 2023, el segmento desaparecería. “Yo estaba muy encapsulado en mi rutina de años; mandaba la columna y la columna salía. Y, de un día para otro, no fue más. No me imaginé que podría suceder, pero el mundo cambia, no es ninguna novedad. Hay cosas que han dejado de importar”, sentencia.

Estos recortes fueron precedidos por una crisis generalizada en los medios de comunicación, detonada por la digitalización. Este proceso se aceleró a comienzos de los 2000.

La irrupción de las nuevas plataformas ha desplazado paulatinamente el oficio analógico y en el proceso de reestructuración se produjeron importantes despidos y cierres. El diario La Época, medio al que se le atribuye la difusión de ideas democráticas y progresistas durante la dictadura militar, cerró en 1998 tras once años de vida. El diario La Nación también cerró el 2012, tras 95 años de funcionamiento.

A partir de 2018, año en que el Colegio de Periodistas registró 119 despidos, la lucha por subsistir de los medios recrudecería. Los medios impresos mantenían solo un 33% de las preferencias a la hora de consumir información, según el reporte del Instituto Reuters del 2019. Entre el 2017 y julio del 2020 hubo 2.460 periodistas desvinculados de medios, de acuerdo a un registro de la revista digital de la Escuela de Periodismo de la UAH, Puroperiodismo. Dentro de los conglomerados de medios escritos, El Mercurio concentró la mayor cantidad de despidos durante el periodo, seguido por Copesa. En los mismos años, las revistas Paula y Qué Pasa dejaron de existir yeditorial Televisa, responsable de publicaciones como Caras, quebró.

La Tercera y La Cuarta dejaron de ser diarios de papel a fines de enero del 2021-La Tercera continuaría con el papel solo los fines de semana- y el Sindicato de Prensa de Copesa confirmó 230 despidos.

 

Las páginas desaparecidas

Durante estos años de reajuste periodístico, las secciones culturales han sufrido. Fue el caso tanto en La Segunda como en El Mercurio. En el caso de este último, la Revista de Libros, creada en 1989, dejó de circular en 2006 para pasar a ser una sección de “Artes y Letras”, disponible exclusivamente los domingos.

En un inicio, de las 28 páginas del segmento, 8 eran para la revista. Pero a partir de la crisis financiera del 2008, Artes y Letras fue disminuyendo gradualmente hasta tener solo 8 páginas. De estas, dos están destinadas para Libros.

El suplemento “Cultura” de La Tercera no pasó de la primera década de los 2000. Cerró el 2008. El área de Cultura y Entretención del mismo medio fue reemplazada por el segmento Culto, en 2020. Según un recuento de Palabra Pública, en el caso puntual de Copesa, la mayoría del personal dedicado a la cobertura cultural fue despedido entre el 2008 y comienzos del 2020.

El fenómeno no se ha limitado solo al periodismo cultural en prensa. El pasado 9 de mayo, se efectuaron una decena de despidos de periodistas del área de cultura de Canal 13 dentro de una reestructuración interna para fusionar esa área con la de entretenimiento.

Ana Josefa Silva, periodista, columnista y crítica de cine que trabaja para radio Bíobío y en Ex-Ante (newsletter nativo digital), experimentó los primeros recortes culturales. Señala que entre 1993 y 2003 comentaba cine, teatro y, ocasionalmente, trabajaba en el matinal “Buenos días a todos” de Televisión Nacional. Un día la productora del programa le pidió que dejara de hablar de películas francesas. Y luego la orden fue más tajante: el contenido cultural sería reemplazado por un comentario de farándula. Según recuerda Silva, la decisión surgió tras el cancelado matrimonio entre Iván Zamorano y Kenita Larraín, el boom mediático del verano de 2003.

Ana Josefa Silva no tenía interés en seguir la farándula. “Yo soy una periodista formada en prensa escrita. Pasé la mayor parte de mi vida en El Mercurio y en La Segunda como editora de la sección de Espectáculos”, recuerda Silva que, además, es presidenta del Círculo de Críticos de Arte de Chile. “El 2021 apareció la oferta de Ex-Ante. Querían que su medio, que era muy político, tuviera algo distinto con el comentario de películas y series.”

Durante su trayectoria profesional, Silva observó que los medios tradicionales iban descartando los contenidos de cultura. “Para La Tercera, por ejemplo, el teatro no existe”, dice la periodista. Según ella, aún es común en medios argentinos incluir la cartelera teatral, que abarca varias páginas, caso que no ocurre en Chile.

 

Vanguardia cultural

Ascanio Cavallo también ha presenciado la reducción de las páginas culturales. Escribe sobre cine en la revista Sábado de El Mercurio y señala sobre Wikén, la revista de entretención y cultura de ese mismo medio que circula los viernes, “Wikén no se parece en nada a lo que era. Ha sido reducida al mínimo. Hoy se constituye por un 70% de gastronomía y un 30% de espectáculos (música y cine), pero no hay crítica de otras artes”, dice Cavallo.

En 1993, Cavallo fue parte de los periodistas que crearon el segmento “Ideas”, del diario La Época. “Ideas”, cuenta, se basaba en un periodismo cultural fuertemente ligado al mundo académico e intelectual. Los diversos ensayistas, chilenos o internacionales que se incluían en la sección, exploraban temas que la transición a la democracia recién permitía develar, como la sexualidad. El periodismo cultural de “Ideas” le daba un puente a la producción intelectual de la academia hacia la sociedad. Esta modalidad, más reflexiva y pausada, sostiene Cavallo, no tuvo continuidad en ningún medio. “Hay una diferencia en el periodismo cultural entre aquellos que recopilan información y aquellos que coordinan, consiguen y editan”, explica. El crítico se refiere a una evolución que notó en sus años como periodista cultural: los reporteros dejaron atrás el tratamiento de la cultura a través de críticas y ensayos y pasaron a informar sobre coyuntura cultural de una forma más ligera y “digerible”.

El escritor Roberto Merino cuenta sobre aquella época: “Estaba la idea de que los diarios eran para un público más heterogéneo. Si las columnas o las críticas no interesaban a todo el mundo, se mantenían para aquellos que sí las leían”.

ROBERTO MERINO (CRÉDITOS: CENTRO DE HUMANIDADES UDP)

Para Ascanio Cavallo, la digitalización tampoco ha garantizado un escenario más estable para el periodismo cultural. “La dependencia al público es extrema, si no hay click, estás muerto”, advierte.

 

Reporteando con el algoritmo

Mientras los grandes medios transitan hacia la digitalización, en Instagram han surgido cuentas independientes que cubren áreas culturales de nicho. Una de las más antiguas es @SantiagoAdicto, creada y administrada por el periodista Rodrigo Guendelman. En 2024 cumple 13 años y cuenta con 585 mil seguidores.

RODRIGO GUENDELMAN (CRÉDITOS: CIUDAD EMERGENTE)

 

El feed de SantiagoAdicto ofrece una variedad de cobertura de arte urbano, paisajismo, arquitectura y panoramas dentro de la región. Todo aquello que valga la pena ir a ver en la capital.

La idea de la cuenta surgió antes de que existiera Instagram. Rodrigo Guendelman creó el hashtag #Santiagoadicto en Twitter (hoy X), a modo de contrarrestar el despectivo “Santiasco”, término que se popularizaba en redes sociales. Hizo suya la palabra y, posteriormente, escribió su primera columna con el mismo nombre en La Tercera. Cuando la publicaron, decidió crear la cuenta en Instagram.

“Surge de las ganas de mostrar las cosas bonitas de la ciudad y que eso de ‘Santiasco’ no tiene lógica”, explica con orgullo el fundador que hace de curador del contenido que postean. Colaboran con él fotógrafos independientes.

“Yo confío mucho en caminar, en ir a todos los lados posibles. Si voy a hablar de un parque o de una exposición. Esté en Cerro Navia o en Las Condes. La calle es más importante que cualquier métrica”, añade Guendelman. La cuenta ha tenido un crecimiento orgánico a lo largo de los años.

Para el creador de SantiagoAdicto, la cuenta existe por la falta de medios de comunicación que le den espacio a la cultura.

 

“Estado del arte” de un oficio

 

XIMENA PÓO (CRÉDITOS: PALABRA PÚBLICA)

En noviembre del 2013 se celebraron los 60 años de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile. Durante la conmemoración hubo un conversatorio sobre periodismo cultural.  Ximena Póo, entonces directora de la escuela, le preguntó a Faride Zerán acerca de la relevancia del periodismo cultural en la coyuntura del país. La Premio Nacional de Periodismo, contestó: “El periodismo cultural no es solo para hablar de lo que se crea, sino también de cómo se vive. En el periodismo cultural se construye ciudadanía”

Ximena Póo y Faride Zerán hoy imparten en la Universidad de Chile el Diplomado en Periodismo Cultural. A pesar de la reducción de esta área, el diplomado se ha mantenido desde 1997. Fue el primero en su tipo en Chile y América Latina. Actualmente tiene 15 cupos para estudiantes que vienen de distintas profesiones. Hay historiadores, arquitectos, cineastas, y otros.

Póo, académica en la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, no comparte la idea de que el declive del oficio tenga que ver con un desinterés de las audiencias. Hace énfasis en la búsqueda de espacios culturales y el hambre por contenido cultural. En ese escenario, explica, la capacidad del periodismo cultural de “traducir” productos culturales es esencial. Este género periodístico estaría acercando ese contenido artístico a las audiencias.

En la misma época que nació el Diplomado de Periodismo Cultural, la periodista Marisol García comenzó su carrera como crítica de música. García ve con menos optimismo el escenario: “Cualquier periodista de más de 30 años te puede nombrar al menos 10 medios culturales que han desaparecido”, dice la editora de opinión de CIPER. El 2018 ganó el Premio Pulsar a la Mejor Publicación Musical Literaria por su libro “Llora corazón: El latido de la canción cebolla”, que repasaba la historia de la música popular romántica en el país.

MARISOL GARCÍA (CRÉDITOS: CENTRO PARA LAS HUMANIDADES UDP.

“No se puede sostener un sistema de debate sobre cultura y creación, en un país donde no hay un mínimo de plataformas para que esa difusión, reflexión y análisis se desarrollen”, sostiene García.

 

Hacia adelante

Cuando cerró la sección cultural de Las Últimas Noticias, lo lamentó también el escritor Alejandro Zambra que escribió para LUN en los años 90.

Palabra Pública, una de las pocas revistas culturales que subsiste actualmente, habló con el autor en una entrevista titulada “Contra la nostalgia”. “La crisis de los periódicos es global e irreversible, pero en Chile el proceso sucedió a una velocidad despiadada. Aún hay secciones culturales y de crítica de libros en los diarios de España, Inglaterra, Francia, Estados Unidos, Uruguay, Argentina”, observó Zambra. Pero también dijo en la misma entrevista que no glorifica la “época de oro” del periodismo cultural, recordando que el acceso a la cultura era más escaso y elitista.

En una línea similar, García destaca el hambre cultural que se expande día a día en el país. “Como se llenan los recitales en Chile; los Bunkers, Lollapalooza… Es una excusa simplona apuntar a un desinterés de las audiencias”.

El 2022, se celebró en la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales la conferencia “El fin del periodismo cultural”. Yenny Cáceres, periodista y crítica de cine, que escribió antes en La Época, introdujo el tema con las siguientes palabras:

“El periodismo cultural es el  patio trasero de las redacciones. Somos los más ninguneados, mal pagados y prescindibles de los medios. Ante tantas dudas, unas pocas certezas: El periodismo cultural se alimenta, más que nada, de la pasión. Pero también el periodismo cultural es un sobreviviente. Una especie en extinción.”