Columnas

El partido más difícil

Las áreas deportivas de los canales, radios y diarios chilenos están en crisis. La reducción de personal, la pérdida de espacios y la precarización de sus estructuras son hoy la realidad en la que antes fue una industria millonaria y competitiva. La eliminación del Mundial Qatar es un golpe fatal para la revitalización de la industria deportiva.

¿Están en crisis las áreas deportivas de los medios chilenos? ¿Tiene que ver con la eliminación de Chile al Mundial de Qatar? No, la historia de la decadencia tiene ya varios años.

Para algunos, el primer golpe fue el estallido social que provocó la suspensión del Torneo Nacional de Fútbol y de todos los eventos deportivos importantes (Triatlón de Pucón, Rally Mobil, Rally Mundial y otros). Luego vino la pandemia, que obligó a los medios a sobrevivir cinco meses sin ninguna actividad. En ese contexto, radio Biobío hizo desaparecer los espacios deportivos de su programación y desvinculó a gran parte de su equipo. En el resto de las radios también hubo una reducción de personal a causa de la baja de la inversión publicitaria que, en algunos casos, fue de hasta un 60 por ciento.

En los diarios la crisis ha pegado con fuerza. Basta describir lo ocurrido en los últimos años en La Tercera y en El Mercurio, los dos medios de prensa con mayor cobertura deportiva. Antes de la crisis, La Tercera contaba con 18 profesionales en su redacción deportiva, hoy quedan 8. Lo mismo ocurre en El Mercurio: el equipo se redujo a la mitad y se despidió o trasladó a los periodistas a otras áreas del diario. El número de páginas de Deportes se redujo al mínimo en ambos diarios. Hay días en que publican solo 3 páginas.

Aunque el impacto del estallido y de la pandemia pegó fuerte, el primer golpe que desestabilizó a la industria se selló en octubre de 2017. La Roja fue eliminada del Mundial de Rusia 2018. Comenzó allí un feroz proceso de precarización de los equipos periodísticos en los medios. Fue el inicio del fin de las áreas deportivas en los principales canales de la televisión abierta. Pasaron de invertir cifras millonarias en coberturas internacionales, a una economía de guerra. Sin Mundial Rusia 2018, la “generación dorada” ya no valía lo mismo y los auspiciadores lo tenían claro. El producto “selección” se depreció e impactó a los medios.

El panorama era muy distinto en 2010 —con Bielsa y el Mundial de Sudáfrica — y en 2014 —con Sampaoli y el Mundial de Brasil—. En esos años, Canal 13 y TVN competían por las audiencias con robustos equipos de ejecutivos, relatores, comentaristas, productores, periodistas y técnicos.

El peak de ese boom fue la Copa del Mundo de Brasil 2014: Canal 13, líder en audiencia con Claudio Palma como relator, invirtió más de un millón de dólares en la cobertura. TVN, en tanto, con Manuel Pellegrini como comentarista estrella, desembolsó una cifra similar y movilizó a más de 20 profesionales a Brasil.

Hoy el panorama es de una pobreza franciscana. Después de la eliminación para Rusia, Canal 13 y TVN desmantelaron sus áreas deportivas y, en pleno siglo XXI, desempolvaron el modelo ochentero de las coberturas conjuntas de los grandes eventos, transmitiendo las copas América 2019 y 2020 con un solo equipo y desde un estudio de televisión en el canal.

En Mega desapareció su equipo de deportes, mientras que en Chilevisión, la adjudicación de los derechos de las clasificatorias a Qatar los impulsó a mantener una estructura para sacar adelante las transmisiones.

La eliminación de La Roja del Mundial Qatar se transformó en un golpe durísimo a las opciones de revitalización de la industria deportiva en los medios. Los malos resultados en la cancha no solo afectan el estado de ánimo del hincha, sino que impactan la comercialización del producto “selección” en los medios.

En cada ciclo clasificatorio los canales, tanto de televisión abierta como de cable, pagan millones de dólares por los derechos de transmisión. Chilevisión desembolsó 120 millones de dólares en julio de 2017, para adjudicarse los partidos de La Roja camino a Qatar. Esto fue un 643 por ciento más de lo que había pagado el mismo canal en 2010 por las clasificatorias para Brasil 2014 (16 millones de dólares). Un salto de proporciones en la valorización de La Roja tras los títulos internacionales obtenidos por la “generación dorada”.

Sin embargo, la comercialización no siempre rinde los frutos esperados al momento de la facturación por publicidad. La mayoría de las veces los canales van a pérdida y la selección constituye un valor de marca más que un activo financiero.

Este negativo panorama en los medios tradicionales es muy diferente al de la televisión de pago. ESPN Chile y TNT exhiben una robustez y entusiasmo que se sustentan en el desarrollo de las nuevas plataformas (Star+ y Estadio TNT). Apuestan por contenidos exclusivos y por la explotación de sus derechos de transmisión. Ahí parece estar el futuro.

*Periodista. Director General de Deportes en Agricultura y conductor en ESPN.