Historia

El Correo Literario: Sátira y política en el siglo XIX

El semanario consolidó la sátira como un género periodístico en Chile, al hacer uso de ésta para enfrentarse y criticar a la clase política. Su ilustrador, Antonio Smith, fue un actor trascendental en este proceso, dado que sus audaces e irónicas caricaturas le otorgaron a las publicaciones la originalidad por las que se destacó sobre otros medios escritos de la época.

Con la sátira como su sello y la caricatura como recurso narrativo, El Correo Literario hizo historia en la segunda mitad del siglo XIX pese a su breve e interrumpida vida. Fundado el 18 de julio de 1858, su primer director fue José Antonio Torres y se distinguía por las ilustraciones de Antonio Smith.

Smith criticaba a las instituciones políticas y al mismo gobierno, que en ese entonces se encontraba bajo el mando del presidente Manuel Montt. Intentaba un ataque democrático a los que poseían poder institucional. Entere los colaboradores del medio había destacados miembros de la elite intelectual, como Benjamín Vicuña Mackenna y Diego Barros Arana.

En su primera fase, entre julio y diciembre de 1958, el polémico semanario se caracterizó por hacer uso de una narrativa directa y clara, dirigida hacia un público culto y de tendencia liberal.  Contaba con variadas secciones como la historia de la semana, reflexiones filosóficas o sociológicas de la ciudad y el comportamiento social de le época. Sus ilustraciones eran irónicas y audaces.

En su segunda etapa, que parte en 1864, el periódico fue liderado por Luis Rodríguez Velazco. Luego de 28 números publicados, dejó de circular y recién reapareció en julio de 1867. Sin embargo, tras su tercera edición nuevamente cerró, esta vez para siempre.

Con dos columnas por página, El Correo Literario no usaba grandes titulares. No obstante, esta falta de impacto visual en la narrativa se compensaba con las ilustraciones que se encontraban en la última página, variaban entre tres o cuatro por semana. Sin duda alguna, esta última sección era el fuerte del medio.

Si bien el relato y las historias noticiosas se caracterizaban por tener un estilo literario que hacía uso de la poesía, el diálogo y la descripción, los hechos noticiosos eran narrados de forma objetiva. No obstante, se generaba un espacio al final o entremedio del relato, en que la opinión del periodista se hacía presente en cada artículo, ya fuera científico o literario. Así, El Correo Literario se mueve dentro de los géneros informativos y de opinión. Su intención era provocar una crítica y con ella una reflexión en torno a los hechos narrados, que en su mayoría eran de carácter político.

El Correo Literario se definía a sí mismo como un periódico independiente, de variados contenidos, en el que cada uno de sus colaboradores podía expresar su opinión y defenderla si era necesario. Ameno para el público, siempre apelando a la caballerosidad y al respeto en sus publicaciones, se definía así en su primer editorial:

“Muchos han dudado que nuestro periódico sea verdaderamente independiente, y no nos empeñaremos en agotar palabras para convencer a nadie, pues esperamos que los hechos los lleven a todos al convencimiento. Haciendo justicia, como lo hacemos a todos los partidos, siempre con dignidad y caballerosamente, sin tener jamás en cuenta las personas sino que los principios, creemos que hacemos un servicio positivo a la sociedad, pues de esta manera seremos un eco fiel de la mayoría del país i los vendedores representantes de la opinión pública” (18 de julio de 1858).

El medio dirigido por el periodista José Antonio Torres se desarrolló en medios del intenso clima político de la segunda mitad del siglo XIX, en el que destacaban los conflictos entre liberales y conservadores. El periódico se alzó como un medio de crítica, con un estilo frontal hacia la administración del presidente Manuel Montt e instituciones políticas como el Congreso. Junto a otros diarios de oposición, El Correo Literario abordó temas políticos que exigían reformas a la Constitución de 1833, al tiempo que enjuiciaba duramente el actuar de diputados, senadores, ministros y políticos en general.

La mano de Antonio Smith

Uno de los recursos utilizados para la crítica política que alcanzó gran notoriedad fue la caricatura. En este ítem destacaron las mordaces ilustraciones del artista Antonio Smith, quien fue uno de los principales exponentes de la sátira ilustrada en el siglo XIX. Fueron de hecho sus dibujos los que otorgaron al medio su identidad de sarcástico y agresivo. Las publicaciones de Smith eran en su mayoría caricaturas burlescas de personajes diversos de la escena política de la época o personajes públicos destacados, acompañado de algún texto o frase que remataba el chiste y daba al dibujo mayor ironía.

Vicente Grez en su libro Antonio Smith: historia del paisaje en Chile, describe los dibujos del ilustrador como “llenos de exactitud y de buen sentido, fueron los que dieron al Correo Literario su inmensa popularidad”. Agrega que estos no se destacaban por su técnica, que era bastante simple, sino por la audacia con que ironizaba a los personajes públicos de ese entonces.

La publicación sentó un importante precedente en cuanto a cómo el humor y el sarcasmo pueden tener una inusitada relevancia política; también fue una significante prueba de la influencia de los medios en la opinión popular. El semanario buscaba generar conciencia política entre sus lectores y alentar la existencia de una sociedad crítica, alejada del conformismo y con opinión acerca de los líderes que la dirigen.

*Este texto fue publicado originalmente en 2015 y re-editado en 2020